Como Rayuela de CORTÁZAR, el libro que prologamos es muchos libros a la vez, pero a diferencia de aquel, no hay en éste ´capítulos prescindibles´, que uno pueda abandonar sin remordimientos.

El libro se estructura en nueve capítulos, en los cuales se pone atención no solo en el Derecho del país caribeño, sino que va más allá para adentrarse en las regulaciones sucesorias de otros tantos de la región, como Argentina y Perú. En todos ellos, el lector sentirá que es llevado de la mano y guiado con paciencia por los jirones y recovecos del vasto territorio sucesorio, en el cual el autor se desenvuelve como “pez en al agua”, en un viaje intelectual que es a la vez gratificante y enriquecedor.

En sus páginas iniciales, el autor somete a juicio al Derecho de Sucesiones para cuestionar en él su distanciamiento del contexto histórico actual, su impermeabilidad al cambio y su resistencia a dejar atrás modelos que al día de hoy se revelan caducos. Este anquilosamiento o inercia que “se convierte en problema en épocas en que la vida social, política y económica evolucionan muy rápidamente”, como dice Fernando DE TRAZEGNIES al referirse al Derecho Civil en su conjunto, pero cuyas palabras bien valen para el de Sucesiones le llevan a plantear un conjunto de propuestas cuyo fin es, en última instancia, el remozamiento de una rama del Derecho que pareciera haber quedado anclada en una época que, ciertamente, ya no corresponde a la nuestra.

(Del Prólogo del Dr. César Carranza Álvarez)