Las "crisis vitales" nos ponen en un estado de "disponibilidad", en el que dudamos de nuestras representaciones. Instante paradógico, donde lo percibido nos es creído; vacío incierto vivido en un comienzo como peligroso por el Yo. Se han suspendido las evidencias racionales y somos convocados como sujetos de experiencia en un campo de posiblidades polivalente, donde coparticipamos de valores de la cultura viva (contexto creativo originario). Es desde allí que se ponen en movimiento las nuevas imágenes, que, transformadas en representaciones, funcionan como ideas de las que la racionalidad y el trabajo irán diciendo de su "bondad" o "maldad".