La evaluación de daños corporales es una de las más complejas misiones periciales. Compleja en principio por las diferentes filosofías, metodologías y especificidades de las que se reviste en función del dominio del derecho en el que se procesa (penal, civil, del trabajo, etc.). Pero también compleja por otras circunstancias diversas, concretamente por las particularidades y dificultades que son características de los propios parámetros de daño a evaluar, patrimoniales y no patrimoniales (algunos de ellos todavía hoy, objeto de una significativa controversia doctrinaria), por la subjetividad que envuelve muchos aspectos de la evaluación (sobre todo en relación con los daños no patrimoniales), por la siempre presente posibilidad de situaciones de simulación y disimulación o por la frecuente ausencia de criterios de referencia y de instrumentos adecuados para proceder a la ponderación de algunos de esos parámetros.