Descripción de la obra
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Lo que entre nosotros puede equivaler al muy
arraigado celo inglés en la defensa de los derechos individuales y de minoría,
es el respeto norteamericano (enraizado también profundamente) por la ley, es
decir, la esperanza tradicional de que todo se hará de acuerdo con el derecho
del país y de que la Constitución definirá en última instancia cuál es la ley.
Las garantías de la libertad en las constituciones norteamericanas no son (ni
se ha pensado que lo sean) exhortaciones a los gobernantes o a las dependencias
del gobierno para que conduzcan sus actos o para que se ajusten a ellas. Son
preceptos del Derecho de la nación, respaldados por la facultad que los
tribunales de justicia tienen de negarse a poner en vigor cualquier
promulgación legislativa o cualquier acto del poder ejecutivo que vaya en
contra de aquellos preceptos.