Descripción de la obra
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Este libro ha sido escrito para una especie
particular de sociedad: una sociedad pacífica, opulenta e ignorante, pero que
aspira a la racionalidad. Lo bastante pacífica, de todos modos, para mantener
el orden sin necesidad de tropas. Lo bastante opulenta para dedicar una gran
cantidad de dinero y personal altamente preparado para manejar a los
criminales. Lo bastante ignorante para verse forzada a confiar en la
superstición más que en la ciencia para la utilización de estos recursos; pero
lo bastante racional, o enamorada de lo racional, para sentir la necesidad de
obtener más conocimientos científicos para reemplazar la superstición. Y
también lo bastante racional para querer saber cómo enfocar el problema de
hacer justicia entretanto, mientras se obtienen más conocimientos científicos;
en otras palabras, una sociedad que considera razonable preguntar: «¿Qué
actitud racional asumir mientras sabemos más?».
El tema del libro es un sistema penal. No es sobre
técnicas de tratamiento penal, ni siquiera sobre alternativas al tratamiento
penal. Alguien que desee saber cómo supervisar a un delincuente en libertad
condicional, manejar una prisión o sociabilizar psicópatas no hallará aquí la
respuesta. Ni discute tampoco el libro explicaciones del comportamiento
criminal. No estoy despreciando los libros sobre estos temas, aunque creo que
hacen falta avances importantes, tanto conceptuales como técnicos, antes de que
puedan ser de mucha utilidad práctica. Lo que este libro trata de estudiar son
los aspectos sistemáticos de nuestro enfoque del problema del crimen: es decir,
sus objetivos y presunciones, las decisiones que exige, la gente que tiene la
tarea de tomarlas, y las consideraciones que deben tener en mientes.