Se nace niño o niña, nos convertimos en hombres o mujeres. La diferencia sexual es un elemento natural que cada sociedad interpreta a su modo; se cultiva en todas partes, pero también se establece frecuentemente una jerarquía entre ambos sexos: lo masculino domina lo femenino y hasta lo eclipsa para representar por si solo el género humano. Frente a esta situación de la mujer Sylviane Agacinski propone una filosofia de mixitud que rompa con los modelos masculinos y con esta verguenza de los femenino que ha caracterizado durante algún tiempo al feminismo, La autora critica Simone de Beauvoir y sostiene que no hay contradicción entre la libertad de las mujeres y su destino biológico. La maternidad se convierte por el contrario, más que nunca, en una experiencia privilegiada de la responsabilidad y en un modelo universal de apertura al otro. La relación entre los hombres y las mujeres no depende de ninguna verdad eterna: es el resultado de una historia muy larga cuyos debates actuales sobre la paridad revelan una nueva apuesta. Política de sexos no es sólo reflexión filosófica sino una toma de posición política.