Esta dulce certidumbre de los peor es la única que queda en esta época que proclama estentóreamente el fin de las utopías y de la historia. La otras certidumbres -especialmente las de futuros promisiorios - desaparecieron. Y nuestros contemporáneos se acomodan gustosamente al discurso posmoderno para el cual el mundo y la vida no cambiarán: lo peor se ha vuelto aceptable. Este es el discurso que rechazan los autores de este ensayo, que continua y amplía el trabajo en que se empeñaron en sus libros anteriores Utopía y libertad, crítica de la felicidad ( el último publicado en esta colección). Se proponen pensar una nueva teória del compromiso que tenga en cuenta y supere los fracasos de las teórias fundadas en el mito del progreso y del historicismo teleológico. Para ello los autores analizan esa asombrosa vuelta que ha hecho del sentido común el único criterio de veracidad y de seriedad de las opiniones.